El sabor de la abuela

A los chilangos nos gusta comer, pero ¿qué nos gusta comer a los chilangos?, Nos gusta comer eso que extrañamos cuando nos vamos a vivir a otra parte de la República o cuando vamos de viaje a otro país. Y esto es obvio y le pasa a cualquiera: extrañar el terruño, la patria chica. Los chilangos en todos lados, a cualquier hora comemos, devoramos pan de dulce en las mañanas con café, chilaquiles a medio día, milanesas con sopa aguada en la tarde, tortas a cualquier hora, esquites a las siete, tacos a las nueve, pozoles, tostadas de pata o de mariscos, hamburguesas...no hay fin de la lista de comida chilanga.


Además, somos los que nos quejaremos si las salsas no pican, o no hay los chiles debidos para cierta torta o taco, o si los elotes o los esquites no están preparados con su cremita, queso, limón y chile piquín. Es cierto que no todo lo que nos llevamos a la boca es mexicano, obvio, a los chilangos nos valen las fronteras, las rompemos todo el tipo y acogemos a personas y cocinas de otras partes del mundo; pero si queremos resumir y presumir lo que nos es preciado en materia culinaria —sin asegurar que sea oriundo, ni mucho menos exclusivo, ¡faltaba más!—, podríamos decir que a través de El Sabor de la Abuela será solo el inicio para que ustedes conozcan un poco de lo que un chilango que se precie de serlo, se lleva a la boca en cualquier momento, no importa dónde este, ¡lo que vale es el antojo!

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